domingo, 1 de marzo de 2009

Ya no estás conmigo. Te alejaste, me alejé y nada pasó después. Llevo meses sin saber nada de ti, sin tener noticias tuyas, sin saber como estás… Pero estoy bien, no te necesito para ser feliz. Ya no tengo esa dependencia como antes de tu cuerpo.
Pero como no echarte de menos, como no recordar tus besos, tus caricias, tu perfume.

Ya no te quiero, me causas indiferencia, creo que hasta te llegué a odiar. Pero aún así me gustaría saber de ti, como te va, si aún piensas en mí. Contradicciones que no puedo entender.

Tu frialdad a veces me duele, ¿te ha importado algo mi ausencia? Siempre te ha dado igual todo, eres egoísta y no te importaban los demás, ¿pero yo, dejé algún vacío en tu corazón?
Me gustaría tener otra conversación, aunque sea para echarnos otra vez cosas en cara, me da igual. Quiero saber lo que has sentido este tiempo en el que no hemos estado juntas. Pero lo veo imposible, lejano.
Eres una persona fría, siempre me has ganado en todo, siempre era yo la que tenía que volver a ti por miedo a perderte. Por eso creo que esta vez no sea diferente. Nunca hemos estado tan distanciadas, las cosas no cambiar por arte de magia.

Siempre he sabido como eras, desde el primer momento que nos llevamos, pero me dio igual, supongo que al principio no quería verte así y me aferraba a tu parte dulce. Pensé que nada malo me pasaría, que ni una lágrima derramaría.
Con el paso del tiempo hubo épocas que intenté ser fuerte y alejarme de ti. “¡Lo conseguí, ya nada puedes hacerme!” me decía, que inocente fui. Pero luego volvías con tu dulce carita, prometiendo cosas solo en mi imaginación.
Así muchas veces, caía en lo mismo casi sin darme cuenta.
Cuantos castillos construí en el aire, cuantas veces subí a las nubes elevada por ilusiones.
Siempre acababa calléndome, siempre veía como se aproximaba mi propia caída desde mi mundo de fantasías. Pero siempre me las arreglaba para levantarme y volver a empezar soñando con un nuevo comienzo.
Pero por fin llegó el día en que me harté, me cansé de tu sucio juego que solo me hacía daño, me desprendí de las cadenas que me ataban a ti. Y tú, sin pedirme ninguna explicación, me dejaste ir.

Ahora estoy bien, ya no te amo, ya no te quiero, ya no te necesito, ya no me haces daño. Pero todavía hay momentos en los que recuerdo lo bueno, lo que me hacías sentir.
No me arrepiento. No me avergüenzo de haberte querido tanto. Dos años no puedo olvidarlos, no quiero. No quiero desprenderme de mi pasado.

No quiero que vuelvas a entrar en mi vida como antes, no quiero volver a derramar ni una lágrima por ti.
Solo quiero que sepas que al mirar tus fotos me entra melancolía y no puedo evitar recordar los buenos momentos que pasamos juntas. A veces incluso echo de menos lo que me hacías sentir.
Nada me ha hecho sentir tan bien como tus abrazos, como tus besos. Con solo oír tu voz por teléfono me olvidaba de todo. Cuando venías hacia mí para darme un abrazo solo existíamos tú y yo, el resto desaparecía.
Todas las noches me dormía imaginando tus labios besándome mientras me decías que me querías. No había ni una sola noche que no lo imaginara.
¿Qué hubiese pasado si mis sueños se hubiesen hecho realidad? Seguramente me hubiese sido imposible desprenderme de ti.


Nunca te voy a olvidar, siempre vas a estar en mi mente y seguramente siempre siga existiendo este hueco en el corazón guardado solo para ti. No te quiero, pero te recuerdo. Yo fui tu amiga, y tú mi vida.

1 comentario:

Lujo dijo...

Re Hola,

Muy bonito relato...y sentido. Felicidades por tu buen hacer.
Abrazotes Princesa ;)