martes, 23 de junio de 2009

DOS DAMAS MUY SERIAS

Escandalizaron y fascinaron por igual a sus contemporáneos. Porque, desafiando las convenciones del siglo XVIII, huyeron juntas de Irlanda para poder compartir sus vidas y su amor. Lady Eleanor Butler y Sarah Ponsonby, las Damas de Llangollen, son las protagonistas de esta historia, que se ha convertido en toda una leyenda del imaginario lésbico.


Eleanor era hija del Conde de Ormonde y Sarah Ponsonby, una huérfana, que vivía con sus familiares Sir William (cuentan que este “caballero” trató de forzarla varias veces) y Lady Elizabeth Fownes. Las dos se conocieron en 1768, cuando Eleanor tenía 29 años y Sarah, 13.
Diez años después de su primer encuentro, decidieron huir juntas, para escapar de una vida desgraciada y un más que probable matrimonio concertado. Tras cruzar, vestidas de hombre, el mar de Irlanda y pasar dos noches a la intemperie, fueron capturadas por sus familias que sintieron un gran alivio al descubrir que ningún hombre estaba implicado en esta huida. Una familiar de Sarah, Mrs. Tighe, señaló: “La conducta de Sarah, aunque pueda parecer imprudente, no puede tacharse de impropia. No había hombres relacionados con la huida ni parecía que hubiera nada más que una simple amistad romántica”.
Sarah enfermó gravemente a causa de una pulmonía y, durante su agonía, no dejaba de repetir una y otra vez el nombre de su amada: Eleanor, Eleanor… Ésta se escapó de nuevo de su casa para reunirse con ella y durante días se ocultó en una diminuta alacena. Finalmente las dos familias cedieron al deseo de las dos mujeres, incapaces de frenar la extraña pasión que las unía y que, a pesar de todo, ellos consideraban “pura”.

Durante cincuenta años. Eleanor y Sarah vivieron como un matrimonio, dedicaron su tiempo al estudio de disciplinas como literatura, idiomas y a ocuparse su propiedad, cerca de la ciudad galesa de Llangollen, en la que crearon un magnífico jardín que cuidaban con esmero y gran dedicación. Y si el jardín recibía tantas atenciones, las dos Damas apenas se preocupaban de su vestuario. Cuentan quienes las visitaban que sus ropas eran viejas y poco cuidadas. En fin, digamos que el glamour no era uno de los rasgos característicos de las Damas, quienes tampoco, es cierto, disfrutaban de unos ingresos importantes.
Sin embargo, su hazaña, su vida y sobre todo su mutua devoción traspasaron las fronteras, despertaron el interés y la curiosidad de muchísima gente y su casa se convirtió en una especie de Meca de la “intelligentsia” del momento. Escritores como Southey, Wordsworth, Shelley, Byron y Walter Scott, el Duque de Wellington, el industrial Josiah Wedgwood y la novelista aristócrata Caroline Lamb (ésta última tambien tenía lo suyo).Se encontraban entre sus visitas más ilustres. La reina Charlotte, esposa del rey Jorge III, quiso visitar su casa de campo y consiguió que el soberano garantizara una pensión para estas dos dos Damas de vida tranquila y fama sorprendente que, paradójicamente, resultaron ser de lo más conservador: se opusieron siempre a la Revolución Francesa y llegaron a despedir a una pobre cocinera que se quedó embarazada sin haber pasado por el altar.
Las jornadas de las Damas transcurrían sin sobresaltos mientras ellas se dedicaban a coser, a leer, estudiar y a pasear por los alrededores de su casa. Cada noche, Eleanor escribía en su diario los avatares de la jornada (el diario se publicó en 1930). Y así fue hasta que el 2 de junio de 1829, la muerte infringió el castigo más duro a una relación tan larga: Eleanor murió a los 90 años y dejó a su compañera desolada. Sarah no tardó en reunirse con ella: el 9 de diciembre de 1831, a los 76 años de edad, fallecía en la misma casa en la que había compartido su vida y su amor con Eleanor.
Aunque Eleanor habla en sus diarios de compartir la cama con su “amada”, la naturaleza exacta de sus relaciones no está clara. Algunos contemporáneos, incluyendo la lesbiana Anne Lister de Halifax, pensaban que las Damas de Langollen podían ser amantes; el diario “Sunday telegraph” describió su relación como una “relación amorosa que desafiaba las convenciones”, y otro artículo, en otro diario de la época, aseguraba que eran lesbianas diciendo que Eleanor era “una mujer masculina” mientras que Sarah era “muy femenina”.
En cambio, Lord Byron comparó su amor por el joven John Edlestone, con el de las Damas de Langollen, como ejemplo de amistad romántica, y, un siglo más tarde, en 1932.Colette escribió sobre ellas en “Lo puro y lo impuro”, refiriéndose a las Damas como “dos solteronas fieles”, libres de cualquier forma de “libertinaje sáfico”. Sean cuales sean los hechos, su vida sigue inspirando la fantasía lesbiana. Así, en 1984, la escritora americana Doris Grumbach publicó una novela basada en la historia de Butler y Ponsonby.

Más información:
“Lo puro y lo impuro”, de Colette,
wikipedia.Ladies_of_Llangollen.

P.D. En otra entrada hablaré de Colette y "Lo puro y lo impuro" os prometo que es un libro muy interesante de como puede ser la moral humana, al margen de ser una novela estupenda como casi todo lo que escribió su autora.

7 comentarios:

Patricia Fernández Miranda dijo...

Pudiera ser que se amaran pero de una forma mas bien casta, romántica, que existiera una comunión intelectual y con esa corriente se alimentase el amor de esas mujeres.
No conocía la historía, interesante tambien.
Besos.

Lujo dijo...

Hola Elazne,
¿¿¿¿Qué le pasó a Caroline Lamb????:O

He flipado con la gente que se codeaban. Eso sí, no entiendo ese aire tan conservador cuando ellas eran unas transgresoras.

No sé, ....puede que ambas se quisieran como amigas después de haber sufrido mucho.

Mi niña, ¡es impresionante lo que nos enseñas!!

Espero tu próxima entrada.
Por aquí es la Verbena de Sant Joan y los petardos ya resuenan.
Cuidate mucho!!
Conlleva el calor como puedas ;)
Abrazotes enormes, de corazón!!!

50leonor dijo...

Siempre me ha intrigado la vida elegida por las monjas. Por lo poco que se de ellas, creo que tambien tienen una doble moral ya que algunas viven de realizar la ropa interior femenina mas sensual y delicada mientras rezan. Las de clausura, que se apartan del mundo para vivir en oracion, tampoco las comprendo. Solo entiendo a las que se dedican a los de mas aca.
Sobre esas dos damas, no me produce curiosidad su vida sexual. Debe ser muy gratificante encontrar a alguien con quien compartir el dia a dia, desnudar tu alma ante alguien que te acepte, aunque no te comprenda, viajar por la vida de la mano de alguien que te acompaña, ni te sigue ni te precede, solo te acompaña por si un dia necesitas apoyo o para apoyarla a ella. A eso me apunto, un beso.

ion-laos dijo...

Para mi Dama del Mar,la más dulce
Para la mejor del mundo mundial
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Pasa este osito a las personas qe quieres muchisimo y no quieres que cambien nunca. (espero recibir el osito).

Si recibes entre 2-4 ositos te quieren
Si recibes entre 4-8 ositos te quieren mucho
Si recibes entre 8-10 ositos te quieren muchiiiisimo

ion-laos dijo...

Vivieron como quisieron,a su manera,el amor se puede entender de muchas formas, no tiene por qué ser a la manera usual que todos conocemos. Un besito mi Dama

LadyMarian dijo...

Qué entrada interesante!
Me sorprendió lo mismo que a Lujo, las actitudes conservadoras al ser ellas tan desafiantes y transgresoras. Qué complejo y contradictorio es el ser humano!

Besos

GELI dijo...

Pues a mi me ha gustado mucho la historia, siempre me sorprendes.

Yo tampoco pienso en lo sexual, quizás solo era una gran amistad y me ha chocado mucho la diferencia de edad y la proximidad de sus muertes, creo que se tenian un cariño tan especial, que hasta envidia me da.

Un beso de chocolate.

Geli.