jueves, 5 de julio de 2007

NI TÚ ERES EL SULTÁN NI YO SOY SHEREZADE.PERO TE VOY A CONTAR UNOS CUENTOS


Como si fuesen las mil y una noche te voy acontar un nuevo cuento que escribí hace ya tiempo y que tenía olvidado en un cuaderno.

LOS HORARIOS DE D. CARLOS

D.Carlos era un oficisnista con buen sueldo y mejor piso: Un ático.

Cualquier persona que se hubiera asomado todos los dias a la misma hora por el mismo hueco que atravesaba el ascensor durante los seis pisos que recorría antes de llegar al suelo le habría visto a la misma altura. Su puntualidad era milimétrica y, para conseguirla, todas las noches, antes de acostarse, que lo hacía tarde, llamaba al ascensor para que se quedara en su piso.

Al levantarse, que lo hacía pronto y siempre a la misma hora, deayunaba y se duchaba controlando el tiempo y cogía el ascensor.
Tanta era su obsesión por llegar puntual a su puesto de trabajo que puso pilas a su despertador por si se iba la luz.

Un dia que parecía como otro cualquiera, su despertador, simplemnte no sonó. Se había estropeado el altavoz.

Acostumbrado como estaba a levantarse a la misma hora, no tardó más que cinco minutos en despertarse, pero eso para Carlos, era una eternidad.

¡Son las 7:05! pensó cariacontecido, ojiplático y muy alrmado.

Se levantó corriendo, empezó a preparar todo lo más rápido posible, se duchó a velocidad supersónica. Cuando terminó, aun le quedaban 30 segundos por recuperar, asi que tomó una decisión que cambiaría su vidad: Se pondría la corbata durante el largo viaje en ascensor.

Al llegar al suelo casi había olvidado el incidente. Al llegar a casa tras el trabajop, imbuido en su puntualísima rutina, no lo recordaba en abasoluto. No cambió su despertador.

Al dia siguiente la escena se repitió. Esta vez eran las 7:06. Tras la carrera por recuperar los 06 minutos perdidos, decidió ponerse la corbata y los gemelos en el ascensor. Como el dia anterior, no compró otro despertador.

La mañana siguiente todo ocurrió otra vez ahora eran 7 los minutos a recuperar. ¿Qué hacer? Bueno. Meterse la camisa en el ascensor no le causaría mal.Por la noche se repitió la historia, y a la mañana siguiente el minuto se incrementó una vez más. 8 minutos de retraso fueron solucionados obviando la corbata y metiéndose la camisa y ajustándose los gemelos en el ascensor.

Esa tarde intentó poner fin a su problema, y compró un despertador, pero no supo programar su nuevo despertador, asi que tuvo que confiar en su despertador interno. El resultado fué recuperar los 9 minutos arrastrando la americana y poniéndosela en el ascensor, tras ajustarse la camisa y ponerse los gemelos. Por la tarde olvidó que tenía un despertador nuevo que programar, lo que conllevó a otro minuto más de dilación a la mañana siguiente. 10 minutos más de sueño y unos zapatos atados en el ascensor, después de ponerse la americana, meterse la camisa y ajustarse los gemelos.

Ese dia de oficina fué cansadísimo. D.Carlos tenía tanto sueño que decidió tomar una valiente decisión: Al dia siguiente cambiaría su orden matinal para poder dormir hasta las 7:15.

El despertador sonó a las 7:15. Lo que hizo D.Carlos fué lanzarse a la ducha, untar su croisant en el café y salir, tomándose el café en el ascensor. Dejó la taza escondida sobre los fluorescentes, se puso la americana, se ajustó los gemelos y se metió la camisa.

¡Que buena idea he tenido! Se enorgullecía D. Carlos. "Mañana recortaré aun más tiempo", pensaba mientras recogía la taza de su escondite.

Al dia siguiente, el despertador sonó a las 7:20. D.Carlos se duchó, untó el croisant en el café y se bebió este en el ascensor. Después, se puso la americana, retomó la costumbre de la corbata, se ajustó los gemelos y se abrochó y metió la camisa. Al llegar al bajo, salió con una sonrisa.
Al volver por la noche, tras llamar al ascensor a su piso, escondió un croisant en el mismo lugar en el que dejó la taza.

La mañana siguiente, a las 7:25, salió de casa sin desayunar y con la americana al hombro. Se tomó el croisantt dejó la taza en el escondite, se abrocho americana,zapatos,corbata y camisa, se metió esta última y se ajustó los gemelos. 25 minutos diarios serían dos horas y media más de sueño a la semana. Se notó en su rendimiento laboral y esto se notó en su sueldo.

Llegó el domingo. Ese dia, sin despertador, se despertó a las 7:26 y usó su tiempo libre para maquinar como ahorrar más sueño.

El lunes se despertó a las 7:40. Se duchó y se vistió en el ascensor. Tomó su desayuno y se fué a trabajar.

Ganar tiempo de sueño se convitió en su obsesión. ¿Cómo arañar segundos?.

Los sucesivos aumentos de sueldo que sonseguía trabajando cada vez mejor le resolvieron el tema: Vendió su casa y compró el ascensor. A partir de ese dia, se llamaría con una llave que sólo el tenía. Allí trasladó la ducha, el micro, la cama y el ropero. A partir de entonces, D.Carlos vivió siempre en el bajo, metido en su ascensor.

Y esa es la historia que un dia se me ocurrió desde mi soledad.

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