viernes, 29 de junio de 2007

MARIA BAJO EL BURKA .POR REYES MONFORTE









La cara y la cruz de una misma moneda, las mujeres y sus derechos.

Anteriormente hablé de las sufragistas y de lo mucho que lograron, pero desgraciadamente todo aquello que lograron para millones de afortunadas mujeres en las cuales me incluyo, no llegó a Afganistán. En ese pais las mujeres carecen de derechos. Es más me atrevo a decir que no conocen esa palabra.

El otro dia vi a Reyes Monforte el la tele con Maria presentando el libro de su historia y buscando buscando encontré este articulo de esta mujer.


Conocí a Maria una noche de diciembre de 2006.En España era fiesta, el puente de la Constitución, y en Afganistán los bombardeos no cesaban, en un escenario que continuaba siendo bélico. Gracias a la mágia de la radio, conseguimos aquella noche del 6 de diciembre comunicar con Kabul, donde se encontraba Maria Galera. Su voz llegaba clara y limpia a nuestra emisora de Punto Radio pero llena de miedo y de temores. Su historia nos estremeció a todos a medida que nos la contaba.

Maria llevaba cuatro años sin poder salir de Afganistán y viviendo como una auténtica mujer afgana,lo que implicaba, entre otras cosas seguramente más graves, el uso del burka y el sometimiento al reducto de las leyes de los talibanes que todavía quedan en Afganistas.

Aquella noche,Maria nos confió que sus hijos no sabían lo que era comer carne o beber un vaso de leche.Nos relataba que su pequeña Nuria lloraba y se tapaba los oidos porque los ruidos de la guerra le asustaban y que su hijo Abdalha no era capaz de cerrar los ojos mas de sinco segundos seguidos, lo que le impedía conciliar el sueño.Nos dijo que necesitaba salir como fuera de allí con sus dos hijos y nos rogó que la ayudáramos.


Cuando nos depedimos, la voz de Maria seguía en mi cabeza y, afortunadamente, en la de otros muchos. Entre ellos la de un empresario mallorquin que conoció la historia y que no dudó en ofrecerse para pagar su pasaje de avión y el de sus hijos. A las 24 horas, las voces de MAria y este empresario se unias de nuevo en la radio. Ella lloraba y él insistía en que no le agradeciera su gesto. A los 10 dias, llegaba al aeropuerto de Mallorca. Con sus hijos pero sin su marido.


Fué a su regreso a España cuando este libro comenzó a fraguarse. Viajé hasta Mallorca para abrazar y conocer a la mujer que habia sido capaz de protagonizar una nueva version del milagro de la Navidad. Maria ya lucía con una imagen mucho más próxima a la de cualquier mujer occidental: con vaqueros y pelo negro y rizado suelto sobre los hombros,corría detrás de sus dos hijos para que terminaran de comer el filete con patatas que tenían, ahora si, en su plato. Una visión que apenas un mes antes, sólo podía llegar a imaginar en sueños.


Hablamos dusrante muchas horas y me contó su historia. Maria, mallorquina de naciemiento, tenía entonces 25 años y llevaba casi cuatro atrapada en Afganistán sin poder salir ni optar a una vida occidental. Se había casado años antes con un hombre de origen afgano,Nasrad, del que se enamoró perdidamente durante su estancia en Londres, abandonándose casi a su voluntad. Por él se convirtió al Islam, por él dejó su círculo de amistades, por él comenzó a vivir y a comportarse como una mujer musulmana, lo que suponía entre otras muchas cosas, rezar tras él y ponerse el velo islámico. Pero por él también se sintió una mujer feliz, enamorada, amada y satisfecha.


Una llamada de teléfono de un familiar de Nasrad comunicándole el mal estado de salud de su padre, hizo que Maria, embarazada de cinco meses de su primer hijo, iniciara el viaje hasta Afganistán junto a su marido.

Y en la frontera de este país con Pakistán comenzó su pesadilla: el robo de la documentación y el dinero que llevaban, el uso del burka,la incomprensión de su suegra, el naimiento de sus dos hijos en condiciones infrahumanas, la guerra, la imposibilida de cubrir las necesidades básicas, el hambre, los dias y dias encerrada en un zulo por los continuos bombardeos.....


Descubrí a una mujer fuerte, optimista, inocente y, sobre todo, enamorada. Maria presume orgullosa de que todo lo que hizo, todo lo que vivió y todo lo que sufrió en Afganistán lo hizo por amor. Por amor a su marido. Y que lo volvería hacer de nuevo. Sin pensarlo dos veces, como suele vivir ella su vida.


Y esta es la cruz de la de la moneda e la que hablaba al princípio.

Que estando en el siglo XXI aún quede en la Tierra sitios con Afganistán y hobres y costumbres como los talibanes...

Deseo que esto en poco tiempo se quede en un feo recuero de la historia de un pais.

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